viernes, octubre 14, 2016

Benjamín Prado

Un poeta con banda

Este artículo lo estoy escribiendo yo y eso significa que el premio Nobel a Bob Dylan lo celebramos por igual los aficionados a su música y los amantes de la literatura


Empecemos por una obviedad: este artículo lo estoy escribiendo yo y eso significa que el premio Nobel a Bob Dylan lo celebramos por igual los aficionados a su música y los amantes de la literatura. Lo mires por donde lo mires, el autor de Knockin’ on Heaven’s Door es un poeta con banda, fue un cantautor que empezó su carrera en el café Wha? de Nueva York porque allí era donde iban a beber Jack Kerouac y Allen Ginsberg y un rockero que le puso a su guitarra el nombre de Rimbaud. Sus primeras grabaciones, las de la época de las marchas sobre Washington y la canción protesta, que cristalizan en su caso en discos memorables como The Freewheelin’ y The Times They Are A-Changing, muestran una influencia notable de las novelas de John Steinbeck, y en especial de Las uvas de la ira; las siguientes, las de los años eléctricos, los que van de Bringing it All back home y Highway 61 Revisited a Blonde on Blonde, tienen mucho que ver con el mundo del poeta visionario William Blake. Y recordemos que lo mismo que para algunos de nosotros sus discos fueron el kilómetro cero de nuestra escritura, para él todo empezó en un libro: Rumbo a la gloria, la autobiografía de su ídolo juvenil, el trovador rojo Woody Guthrie. Nota aquí.



0 comentarios: