sábado, agosto 05, 2017

Rafa Mora

Te nombro. 

Y de tu nombre nacen mirlos que se posan, indecisos, en el borde de mi boca. 
Y es la luz de tu nombre la que inunda cada estancia de esta casa cansada. 
Te nombro. 
Y de tu nombre brotan alvéolos en mi carne. 
Y respiro el oxígeno de tu vida apacible.
Y te nombro,
para que de tu nombre mane esta paz que no descansa y
detones, al fin, las trincheras de la melancolía.
Te nombro.
Y de tu nombre escapan los pronombres que te invocan en esta noche fría.
Y mi casa se torna agua,
y eclosiona la memoria en azules mariposas.
Y te nombro,
para que tu nombre,
cicatrice el dolor que habita entre estas cuatro paredes blancas.


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