miércoles, abril 30, 2025

Antonio Machado

 Antonio Machado ‘ingresa’ en la RAE un siglo después con la lectura del discurso que preparaba: “¿Qué es la poesía?”

La academia de la lengua homenajea al escritor sevillano con un acto en el que el actor José Sacristán lee el texto que el poeta había escrito en 1931 para ocupar la silla V de la institución y Joan Manuel Serrat canta los temas que versionó del autor de ‘Campos de Castilla.

“¿Qué es la poesía?“, se preguntaba, nada menos, Antonio Machado en 1931 en el discurso de ingreso en la Real Academia Española (RAE) que preparaba, pero que nunca llegó a leer. ”¿Qué es la poesía?“, se ha preguntado el actor José Sacristán esta tarde, en el salón de actos de esta institución, en un homenaje al escritor sevillano por el 150 aniversario de su nacimiento, que se cumplirá el 26 de julio. Sacristán ha sido el encargado de declamar un resumen del discurso de Machado, un texto al que “solo le faltaba rematar el final”, dijo el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, en declaraciones a EL PAÍS el pasado lunes.

Muñoz Machado abrió un acto en el que había más de 500 invitados, entre ellos la presidenta del Congreso, Francina Armengol. El colofón lo ha puesto quien mejor ha musicado los versos de Machado, Joan Manuel Serrat, que ha cantado, acompañado del pianista Ricardo Miralles, cuatro temas: Retrato, Llanto y coplas, La saeta: “Oh, no eres tú mi cantar/ No puedo cantar ni quiero/ A ese Jesús del madero/ Sino al que anduvo en la mar”. Y Cantares: “Al andar se hace camino/ Y al volver la vista atrás/ Se ve la senda que nunca/ Se ha de volver a pisar/ Caminante no hay camino, sino estelas en la mar”.

En su discurso, Machado empezaba disculpándose con los académicos que lo iban a escuchar: “Perdonadme que haya tardado más de cuatro años en presentarme ante vosotros”. El autor de Campos de Castilla había sido elegido para la silla V de la academia, el 24 de marzo de 1927, “en circunstancias un tanto enrarecidas”, escribió el académico Pedro Álvarez de Miranda, en un artículo en EL PAÍS, el pasado 24 de enero. A Machado lo habían avalado tres académicos, como manda el reglamento de la casa: José Martínez Ruiz, Azorín; Ricardo León y Armando Palacio Valdés, para un honor al que aspiraba a la vez el político Niceto Alcalá-Zamora (que el 2 de diciembre de 1931 sería elegido presidente de la República).

¿Por qué había dejado pasar Machado esos “más de cuatro años” para escribir su discurso? Actualmente, se da un plazo de dos años al electo para el solemne momento del ingreso. “Es un plazo dispensable, no se aplica esa caducidad”, apuntaba Muñoz Machado. Nota aquí.




Kevin Johansen & Liniers

 Kevin Johansen y Liniers: 

"Nos divierte traicionarnos, pero con cariño"

Celebran 15 años juntos con un show de temas del cancionista, más algunas versiones e invitados especiales. El mismo repertorio que el dibujante ilustró para Es nuestra forma de comunicarnos, el libro que presentarán en la Feria.

"Liniers tergiversa mis versos y yo influjo sus dibujos", bromea Kevin Johansen sentado en el living de su casa de Colegiales. La dupla creativa, que ya tiene quince años de rodaje, acaba de publicar el disco en vivo Desde que te Madrid (Sony, 2025), un trabajo audiovisual –también en formato vinilo y CD– grabado en vivo en el histórico Teatro Albéniz, de Madrid. "Fue en el final de una gira europea. Estábamos cansados, pero Madrid era como llegar a casa", sintetiza Liniers sobre el lugar elegido para el disco. "Lo que me llamó la atención fue la comunidad latinoamericana, que es muy grande en España. Es un mix de españoles y latinoamericanos", explica Johansen sobre la familiaridad del ambiente. Con entradas agotadas, se presentarán este miércoles 30 de abril a las 20 en Niceto Club (Niceto Vega 5510). Luego de girar por el noroeste argentino y Brasil, el 9 de julio harán una nueva función en la sala porteña.

El repertorio del espectáculo está integrado por clásicos del cantante y compositor nacido en Alaska, como "Anoche soñé contigo", "Mc Guevara's o Che Donald's", "Desde que te perdí", "Guacamole", "No voy a ser yo", "Cumbiera intelectual" y "El círculo", además de dos versiones: "Modern Love", de David Bowie; y "La chanson de Prevert", de Serge Gainsbourg. Hay, también, canciones más nuevas como "El vals de la luna" y la rumba "Quiero mejor", en este caso con la participación del grupo español Las Migas. El otro invitado especial es el uruguayo Jorge Drexler, radicado hace varios años en España, en "No voy a ser yo". Además, Tom Atahualpa, el hijo de Johansen, suma su cajón peruano en "Mi name es peligro", "Anoche soñé contigo" y "No voy a ser yo".

Lo más importante es la complicidad y el ida y vuelta entre ambos. Hay un alto grado espontaneidad, sorpresa e improvisación. "Nos jactamos de no haber ensayado nunca ni guionado nada, realmente fuimos fijando al andar el espectáculo", confiesa el músico. "A los dos nos divierte sorprender al otro. Traicionarnos con cariño, como uno traiciona a los amigos. Nos hacemos tentar todo el tiempo", resalta el dibujante. "El escenario es el lugar más contagioso del planeta. Si vos estás incómodo en el escenario, todo el mundo lo está. Si estás contento, transmitís lo mismo. El público está de tu lado. Yo lo descubrí cuando empecé a presentar libros. Iba a aterrorizado, porque era muy tímido. Cuando llegaba veía las caras de la gente y todos estaban con una sonrisa previa. Un show es eso, pero con música", compara el artista plástico radicado en Vermont. "Lo que rescato de lo que trae Liniers a la mesa es que no es el historietista del chiste fácil. Entonces, es rico y vasto el abanico que podemos cubrir. De repente yo soy el que dice algo irónico y él está tirando algo que los emociona. Yo tampoco soy, como dice el Negro Rada, el 'cansautor solemne' que está arriba del escenario dando cátedra".

En definitiva, los dos manejan muy bien los tiempos del espectáculo y los estados de ánimo en escena: transitan la profundidad sin caer en la solemnidad y el humor sin recurrir al chiste fácil o a la pavada constante. Hay un buen equilibro entre la gracia, la ternura y la reflexión. La comedia y el drama, sin más. Ambos, además, son expertos en emocionar con la belleza de lo cotidiano y lo simple. Dos artistas populares. "Un poco lo que pasaba en el teatro griego. La risa y el llanto es algo que está ahí", enmarca Johansen. "Los músicos tienen mucho temor a no ser tomados en serio. Sin embargo, son los que más cuentos y chistes hacen; son las personas más graciosas que hay, porque jugamos con las palabras todo el tiempo. Liniers también: todo el tiempo está buscando un remate. En la pandemia se hablaba mucho de trabajadores esenciales y nosotros somos trabajadores presenciales, porque vivimos de la presencia y la conexión con el público".

-Liniers, tu intervención en vivo no es complementaria ni imitativa de lo que dice la canción, sino que intentás ampliar el sentido o darle otro distinto, ¿no?

Liniers: Lo que tiene Kevin, primero, es ese nivel de desacartonamiento. Juega mucho con el contraste. Cuando en "La chanson de Prevert" pongo los carteles cada vez más ridículos, Kevin está dando la versión más sentida de esa canción. En ningún momento rompe. Funciona porque él está haciendo una cosa y yo otra totalmente diferente. En todas las canciones hay cosas distintas para hacer, pero eso pasa porque sus canciones no recorren el mismo camino. De repente rapea, después toca un reggaetón y finalmente hace una que emociona, como "El vals de la luna". En Macanudo tengo un menú grande de personajes también.

-Y este espectáculo te permite abrir el juego y salir de tu zona habitual...

Liniers: Sí, porque me saca del estudio y es un espacio diametralmente opuesto. El tiempo en el que trabajo en una tira no es el mismo que cuando dibujo durante una canción, que son tres minutos. También por el público, porque genera una adrenalina y una tensión. Por estar con Kevin en un escenario, por las luces. Nada que ver a cómo laburo la tira de Macanudo. Las primeras veces, que lo hacíamos con un lienzo gigante, también era genial. Cuando yo hago una tira, quizás en seis meses viene uno para decirte que le gustó. Pero en el show se ríen ahí. Es algo que disfruto mucho.

-Esta sociedad artística tiene quince años y nunca se discontinuo, ¿Qué encontraron en esta sociedad?

Johansen: Encontramos una buena dinámica. Él que es del sur se mudó a Vermont, Estados Unidos, hace como ocho años...

Liniers: Tratamos de estar siempre en hemisferios diferentes (risas)

Johansen: ¡Por contrato! Los dos gustamos un poco de los accidentes, de la cosa que no está pensada, pergeñada o especulada. Después, sí, vamos fijando cosas. El hecho creativo tiene eso. Al componer uno se equivoca un montón. Podés tener ocasionalmente algún acierto, pero si no componés no te equivocás nunca. Tenés que abrazar el error también. Hay que confiar un poco en eso.

Liniers: En la tira diaria si no abrazás el fracaso, cagaste. El fracaso mío se publica igual. De esos momentos que yo pensé que no estaba inspirado salieron personajes como El Hombre Misterioso y Olga. Después, en la Feria del Libro, todos me piden El Hombre Misterioso. Tengo un amigo español que se llama Juanjo Saéz, que escribió un libro muy lindo que se llama El arte. Ahí explica que existen caminos a la belleza. Y pone muchas puertitas. Hay una versión del camino que es belleza, belleza, belleza: pintás una flor, le ponés perfume, etc. Después hay otro camino que es fealdad: vas por una puerta fea, después otra puerta fea, pero del otro lado hay una belleza. Eso lo vemos todo el tiempo en fotografía, donde ves belleza en la fealdad. ¡O en Goya! Hay belleza en la verdad y en la oscuridad de muchos cuadros, por ejemplo. Nota aquí.



Félix Maraña

 Caos

Apagones generales
siembran el caos en Europa,
el Madrid perdió la copa,
problemas estructurales
nos aventan otros males
en un mundo dependiente.
Caos y alarma en la gente,
preocupada porque hoy
hasta el primo de Rajoy
ha perdido la corriente.
El Madrid perdió la copa
y en Roma siguen rezando
mientras discuten buscando
un repuesto, viento en popa,
un Papa, Pedro de roca,
un dirigente resuelto,
en este mundo revuelto,
lleno de tanta arrogancia,
opulencia, discordancia,
tan inestable y disuelto.
Entretanto, Florentino,
el dueño de media España,
busca tretas y artimaña
para encontrar un destino
que ilumine en el camino
de la nueva Casa Blanca.
Tiene su aquel y retranca
que habiendo tanto poder
no encuentren un proceder
para ver si el mundo arranca.
Mundo que fabrica crisis,
en un siglo desnortado,
sin horizonte, alelado,
hijo de otro apocalipsis,
pandemias, fútbol y tisis,
y fútbol hasta en la sopa,
contra lujos, viento en popa,
Bajel pirata que llaman,
mientras otros lo proclaman:
el Madrid perdió la copa.



martes, abril 29, 2025

La Pituca

 Dejó su trabajo en Puerto Madero y reabrió un almacén que estuvo cerrado 50 años en un pequeño y colorido pueblo

Paula Ares compró el viejo almacén de Ramón Biaus, un pueblito ubicado a 30 kilómetros de Chivilcoy, y creó La Pituca.

RAMÓN BIAUS.— Las cosas le salieron bien a Paula Ares. Cuando cumplió 50 años reabrió un antiguo almacén de ramos generales que hacía, precisamente, el mismo tiempo que estaba cerrado en el pequeño y colorido pueblo Ramón Biaus, a 30 kilómetros de Chivilcoy, y lo reabrió para poder recuperar aromas perdidos de la infancia. Un año después, se ha vuelto una parada de culto con una formula sencilla: “No venís a comer a un restaurante, venís a comer a mi casa”

La Pituca se llama lo que hasta el 18 de mayo de 2024 se conoció como Casa Baez, el viejo almacén del pueblo. Ares trabajó durante 15 años en una empresa multinacional en Puerto Madero. Nació frente a la estación de Ramos Mejía, el tren Sarmiento la llevó todos los días al microcentro. Se divorció a los 22 años con tres hijos y comenzó a vender silo bolsas y ahí la vida la cambió.

“Las únicas vacas que vi en mi vida fueron en figuritas”, dice. Un cliente suyo era del pueblo y cuando vino, “fue amor a primera vista”, confiesa. No estaba buscando un cambio, pero las Moiras, que según los griegos tejen nuestros destinos le tenían preparada una sorpresa: el campo y el camino de tierra que separa la ruta 5 de Ramón Biaus. “Desde ese momento quise que ese fuera mi camino de regreso a casa”, cuenta.

Se fue al pueblo a vivir, pero aun el guion de su vida tenía un capítulo más: en una peña conoció a Ariel Canepa, un gaucho de mirada profunda y baqueana, nacido allí y las sonrisas se cruzaron y desde entonces son novios. En el pueblo había un viejo restaurante, “Lo del Turco”, lo alquilaron, pero el dueño puso una condición: que no se modificara el nombre.

En 2018 Paula cumplió su sueño y tuvo su restaurante. Aunque se llamaba así, muchos ya lo conocían como “lo de Paula y Ariel”. La propuesta fue siempre sencilla: “Yo siempre quise recuperar los sabores de la infancia”, cuenta. “De Puerto Madero a Ramón Biaus”, le gusta resumir el cambio de vida.

“De regreso a casa en el Sarmiento veía caos, inseguridad, gente en la calle, y acá, cielo, verde, gallinas, árboles y sobre todo: siento la libertad”, afirma para referirse a la vida que dejó detrás.

“Lo del Turco” se consolidó. Pero en la misma cuadra, siempre vio una vieja construcción, sólida, atildada, romántica en términos rurales: una fachada con molduras y terminaciones delicadas: la vieja casa Baez. “Yo la quería”, dice. Soñaba con montar un restaurante con su sello propio.

Una obsesión

Se obsesionó, pero la única dueña vida, Beatriz Baez no quería alquilarla. Hacía 50 años que el almacén había cerrado, su marido y hermano fallecidos en el medio y no quería remover viejos recuerdos, hasta que le dijo que sí y durante dos años restauró la señorial casona de techos altos, pisos de pinotea, estanterías solemnes, habitaciones inmensas y patio arbolado. “Fue un cambio que trajo oportunidades”, dice Ares.

Todas las señales se hicieron presente en la inauguración de “La Pituca”, que se produjo el 18 de mayo de 2024. “Yo no hice ningún cortocircuito, me enamoré a primera vista de esta casa”, dice Ares.

¿Por qué La Pituca? “Fue la mujer más linda de todas”, no tarda en afirmar Ares. Sobre todo, se trata de la madre de Ariel, y en una de las columnas centrales del salón está su foto, antigua aunque con una belleza atemporal, contemporánea incluso. Otra señal para atender: de niña a Paula su abuela la llamaba también Pituca.

La Pituca se ve de lejos. Hace honor a su nombre. En un pueblo de casas monocromáticas y patinadas por el paso del tiempo, la fachada del restaurante tiene dibujos orgánicos de vivos colores, ramas, flores y un colibrí. La vereda de ladrillo visto, macetas con cactus. Grandes ventanales y mesas decoradas con elementos del mundo rural. Enfrente, un predio con árboles y fresco césped. Mucho espacio al aire libre. Nota aquí.









Víctor Claudín

 Víctor nos cuenta por Facebook.

Pues ya comienzo a daros noticia de "Contra el olvido", mis memorias (¡qué miedo!).
Yo quería una caricatura de Ángel Idígoras, creador y pensador crítico, además de dibujante todo terreno, cantautor y mago, y no encontraba una excusa para tenerla. Hasta que ha saltado la oportunidad de convertirlo en el ilustrador de la portada más importante de mi historia libresca. Ahí la tenéis. Infinito agradecimiento a mi amigo Ángel, a quien admiro.



Eduardo Sacheri

 “Me molesta cuando todos van para el mismo lado”

El escritor presentó su primera novela sobre Malvinas, “Demasiado lejos”, junto a Jorge Fernández Díaz. Cuándo sale la segunda parte.

“Durante casi tres meses no hablamos de otra cosa y después del 14 de junio de 1982 hablamos de todo menos eso”, va a decir Eduardo Sacheri, en la Feria del Libro, apenas empiece la charla con Jorge Fernández Díaz. “Eso” de lo que primero habló y después no habló es -la fecha lo dice- la Guerra de Malvinas. Y la entrevista arranca por ahí porque de eso se trata Demasiado lejos, la última novela de Sacheri. Pero también, como dijo Fernández Díaz, en la presentación, porque esa “es la guerra de mi generación”.

Sala grande, sillas llenas, público que asiente, aplaude, y se ve que conoce los libros de Sacheri. Conoce este, en el que el autor de La pregunta de sus ojos -luego, El secreto de sus ojos- hablará de ese tiempo pero no desde el frente de batalla, sino desde la vida cotidiana de quienes se quedaron en Buenos Aires -“demasiado lejos”- a merced de la propaganda, sumidos en la incertidumbre. O, como dirá el autor, “en un cumpleaños”, en otra cosa.

Pronto sabremos, sin embargo, que esta es sólo la primera parte de esa novela, aunque el autor no lo planificó así. Iba a ser un solo libro, que transcurriera alternativamente en el continente y en la islas pero, mientras lo escribía, a Sacheri la estructura no le cerró y por eso decidió hacer uno que narra lo que pasó en Buenos Aires y el siguiente, que saldrá en noviembre, con la gesta en las islas. Qué quedará de nosotros, se titula.

Pero falta para que los dos escritores hablen de eso. Antes Fernández Díaz preguntará por qué tantas novelas de Sacheri -que también es profesor de Historia- tienen que ver con hechos históricos y Sacheri responderá con una simpleza demoledora: “Me interesa la realidad que me circunda”.

Pero hay más y hacia ahí va. Le interesa la realidad y, además, “cuando hay un silencio demasiado blindado, me molesta”. Porque -ahora lo dice- “me molesta cuando todos van para el mismo ”. Entonces: “me da la sensación de que escribir una novela es una manera de tocarle el hombro al lector y decirle ‘pensá un poco más en esto. Yo no sé para dónde tenés que pensar, pero pensalo un poco más’”. La realidad es compleja , nuestras vidas son complejas. Eso es lo que Sacheri sale a buscar. Nota aquí.





Pedro Almodóvar

 “Dudé si venir a Estados Unidos por este premio, como si fuera Rusia, China o Corea del Norte”

El cineasta recibe en Nueva York el prestigioso Chaplin con un duro discurso contra Trump, un “lunático autoritario y narcisista que no respeta los derechos humanos”

Nueva York se vistió este lunes de alto copete para otorgar a Pedro Almodóvar el prestigioso premio Charles Chaplin. La gala se celebró en el Lincoln Center, uno de los centros culturales más importantes de Estados Unidos, que tiene al director español entre sus protegidos desde que proyectó allí Mujeres al borde de un ataque de nervios en 1988. Pero el director no se limitó a hablar de cine en su discurso, que tampoco dirigió a ninguno de los grandes nombres que se reunieron para celebrarlo con devoción —el director John Waters y la cantante Dua Lipa entre otros—, sino al presidente de Estados Unidos: “Mister Trump: te estoy hablando a ti”, dijo en una intervención en inglés de alto voltaje político: “Admito que ha habido momento en los que he dudado sobre si venir [a Estados Unidos] a aceptarlo, como si fuera Rusia, China o Corea del Norte. Dudé si era apropiado venir a un país gobernado por un lunático autoritario y narcisista que no respeta los derechos humanos y a quien parece que nadie puede parar”, añadió.

En contraste con la tibieza de los Oscar u otras ceremonias culturales en este nuevo mandato del presidente estadounidense, Almodóvar hizo uso de su libérrima verborrea y no dejó esquina sin barrer en las políticas de Trump. Dedicó el galardón honorífico “a los miles de deportados, a la bella Hunter Schafer (la actriz trans de Euphoria a la que han negado su identidad de género al renovar el pasaporte) y a la universidad de Harvard, por no rendirse ante la guerra de Trump “contra el conocimiento y la cultura con armas que son mentiras y desinformación”. “Trump y sus amigos, millonarios y oligarcas, quieren convencernos de la realidad que vemos con nuestros propios ojos es lo opuesto a lo que estamos viviendo. Da la vuelta a las palabras para dar significados que no son. Los inmigrantes no son criminales”. Y remachó diciendo que “Zelenski no es un dictador. Putin sí. Fue Rusia la que invadió Ucrania”. El público se puso en pie y le dio una ovación cerrada.

El homenajeado cambió así el tono amigable y celebratorio que había marcado una ceremonia que lo colocaba en la senda de anteriores premiados, como Billy Wilder, Bette Davis o Alfred Hitchcock. “Disculpad la impertinencia, sé que esto es también una fiesta”, concedió al final, “y compartir honor con estas figuras supera mis sueños más salvajes. Al lado de Billy Wilder siempre seré un humilde estudiante”. Nota aquí.




lunes, abril 28, 2025

Rafa Mora

 Fui pájaro.

Visitaba la rama más alta cada noche de un árbol recién nacido.
Respiraba la luz de las canciones.
La intención hermosa de los poemas.
Acariciaba la brisa con la ilusión de un largo vuelo.
La complicidad derramándose boca a boca.
La cotidianidad de las estaciones.
Soñaba en volver.
Abrir la ventana, cada luna.
Y así fue todo sucediéndose.
Cuando la vida, de improviso,
te desarma,
y el azul inunda cada rincón del mundo.



Ramón Serrano

 NORMALIDAD NOCTURNA

Todo vuelve a su sitio
los cuadros
los libros y las lámparas
los suspiros y los alientos
ahí afuera siguen el asfalto
las dos acacias de enfrente
y el jilguero
el reloj detenido en el tiempo
y la mar de estaño
con su oleaje de rumores tras el silencio
todo en su lugar
tras el cortinaje
los fantasmas y los ruidos de los goznes
en sus tiempos dispuestos
dormido
el dolor viaja por las paralelas que conducen al silencio.



Homenaje a Javier Krahe

 CiberCanción de Autor nos cuenta por Facebook.

Tributo a Javier Krahe en el Círculo de Bellas Artes de Madrid

“Once años antes” o cómo conjurar la ausencia con ironía y ternura
Madrid, 25 de abril de 2025. Esta tarde, el Círculo de Bellas Artes fue templo pagano y teatro de la memoria. Porque lo que sentimos por Krahe no es admiración: es devoción. Una devoción verdadera, sin ornamentos ni dogmas, construida a golpe de canción afilada y carcajada cómplice. Y es que no podía haber mejor homenaje para el cantautor más iconoclasta de nuestras letras que este concierto titulado “Once años antes”, una cita a una de sus piezas más insólitas y "buñuelescas", y también una especie de misa "kraheísta" entre el recuerdo y la ternura. como dijo Andreas, once años antes , todo era distinto, hace once años, teníamos la presencia corpórea de Javier Krahe.
Una banda con una formación especial para la ocasión: Luis Fernández, Lila Horovitz y Ton Risco, dirigidos por Andreas Prittwitz, que manejó la música y los tiempos con la mano y el alma, como si fuera un prestidigitador castizo. Tan metido estaba en el papel que casi se le había pegado por completo el acento madrileño, aunque algún pequeño olvido en las letras —por supuesto— fue inmediatamente achacado con humor a “la banda, no al director”. La sonrisa estuvo presente desde el primer minuto, porque aquí se venía a recordar sin solemnidad, y a celebrar sin miedo.
Uno de los momentos más delirantemente cómicos llegó de la mano de Fernando Anguita, que antes de cantar el aire pirenaico más famoso de Krahe, la genial jota surrealista cargada de referencias a Luis Buñuel, nos regaló un soliloquio introductorio en un inglés macarrónico, tan hilarante como absurdo, que desató carcajadas en el público. Fue una intervención digna del maestro: entre la parodia, la inteligencia y la genialidad.
La utrerana Maui nos cantó " Y todo es Vanidad" con su buen hacer y sus "elegantes hechuras" en la voz, en la interpretación y en esa gracia innata e inteligente que derrocha. Además nos confesó que buena culpa de su arranque en las artes la tuvo los consejos de Javier Krahe
La emoción y la belleza se hicieron presentes con la joven banda Ombligo, que regaló una versión exquisita de “Nos ocupamos del mar”, dándole una delicadeza nueva, de cámara y salitre. Y luego, “Salomé”, esa joya de nuestro "burlón malasañero", con aire bíblico resonó en la voz de Javier Ruibal con otra dimensión: sutil, sensual, intensa.
La palabra también tuvo su espacio. El actor Miguel Rellán recitó “Como Ulises”, acompañado por los "Hijos de los huerfanos de Krahe" —Irene y Antón López Heredia y Clara Prittwitz—, un coro espontáneo y afectivo que parecía haber surgido del mismísimo Café Central de los años ochenta. Fue un momento lúdico para dejarse llevar por las olas del Egeo: profundamente Krahe.
También intervino con una canción de Javier, el humorista, presentador, hombre de radio y comunicador, Héctor de Miguel "Quequé" , que nos contó hilarantes historias de Krahe.(Héctor de Miguel, últimamente estigmatizado y acosado por los abogados cristianos, no por cocinar un cristo como el maestro, sino por hacer mención al anatema intocable de la eliminación religiosa de ese monumento a la sinrazón que es el Valle de los Caídos en Madrid)
Y como regalo inesperado, un vídeo saludo de Joaquín Sabina, cómplice eterno y camarada de canciones (con sus vaivenes) Apareció en pantalla dedicando a Krahe unas palabras con voz ronca, afectuosa, auténtica.
Entre los temas más celebrados, cómo no, sonó “Marieta”, esta vez coreada por toda la sala, y en el escenario pertrechados de Kazoos, esos pequeños instrumentos ridículos y gloriosos, que el maestro usaba de forma habitual, y que transformaron la canción en una especie de carnaval alegre y perfecto.
A Javier Krahe, ateo confeso y descreído militante, le habría entusiasmado esta escena: un tributo a su figura entre una Semana Santa y la muerte de un Papa, esos días raros en los que la Iglesia católica, sin jefe visible, va a la deriva como un barco sin timón. En ese caos simbólico, Andreas Prittwitz ejerció de espectacular Camarlengo en Sede Vacante, manteniendo el ritmo y la solemnidad laica de la ceremonia, como quien custodia un trono vacío con la única fe verdadera: la música, el humor y la libertad.
Un brindis con Cava sobre el escenario despidió hasta la próxima, que sin duda las habrá, al omnipresente Javier Krahe
Un plus, fue encontrarnos entre el publico a nuestro admirado Jonatan Pocoví , que vino desde valencia para ser parte del tributo al bardo castizo. Entre otros estaban : Ricardo Galán, Irene de Benito (que encanto de persona) Alberto de las Heras, Jordi Estévez y Javier López de Guereña (sigue instalado en su tozudez en no regalarnos su presencia sobre el escenario)
Fue un concierto, sí.
Pero, sobre todo, fue una fiesta para seguir conjurando su ausencia.
Porque : ¡ Krahe Vive, la lucha sigue!
(Pude lucir mi chapa con la imagen del maestro, generoso regalo de Gonza Benito)