sábado, noviembre 01, 2025

Gabriel Tuya

 "NARANJAS DE LA CHINA" -

Palabras que vienen desde el alma,
movidas por el viento.
Vuen, y en cada nube, en cada gota de lluvia,
van olvidando lo que fuimos,
aquello que soñamos.
Y que hoy dormirán para siempre
en el borde de tus sábanas.
Amanece y abro la ventana.
El aire fresco trae perfumes de niñez,
la mejor de todas mis patrias.
Tan lejana y que sin embargo,
vuelve en cada primavera asesinada.
La esperanza, es solo una ardiendo.
Es hora de volver al camino.
Tan solo mi sombre sigue mis pasos.
Salgo a la calle y ésta se vuelve amarilla,
como una foto enferma.
Te dejo atrás, durmiendo en el sofá.
Hoy, nuevamente... toda mi vida cabe,
en una naranja de la china.

Rafa Mora

 NÁUFRAGO

Guardo, desde el naufragio,
en la última botella vacía,
este alegato por la vida.
Lanzo su enigma al mar.
Confío en que las olas hilen su destino.
Y mientras, espero.
Con la lluvia a flor de piel,
con los ojos fijos en el horizonte azul.
Ya se va la luz,
y todo permanece a oscuras.
Así pasan los días del náufrago.
Así pesan sus noches.
Así desgasta su soledad las aristas del mundo.
Ya no quedan versos en la bodega,
ni víveres en la despensa,
y lentamente,
como una luminaria,
va apagándose el fuego,
en mitad del silencio.



Félix Maraña

 La muerte viene a caballo

Miguel Hernández me duele,
la muerte viene a caballo,
en menos que canta el gallo
y el sol del día se cuele,
antes que el cigoño vuele,
morirá el hombre, no el verso.
Su nombre corre disperso
cantando la poesía,
era tal lo que sentía
que abrazaba el universo.
Viene a caballo la muerte
por los senderos del mundo,
mientras un grito rotundo
nos golpea fiero y fuerte.
Y antes que el alba despierte
y el verso dicte sentencia,
antes que nueva conciencia
renueve los corazones,
serán miles y legiones
quienes lloren por su ausencia.
Serán miles y millones
las gentes del mundo entero
quienes sigan el sendero,
enarbolando razones
en todas sus poblaciones
para cantar al poeta.
Su voz inunda el planeta,
escaso, herido de amor,
la lírica del dolor
sigue horadando la grieta.
Cuando el poeta moría
hasta el vómito sangrado
lanzaba amor coagulado
para parar la agonía,
para que la poesía
cantara a la libertad
en toda la Humanidad
como quería el poeta.
Prieto el puño, mano prieta,
ciudadanos, despertad!