Sin cálculo ni medida, Chavela lo da todo en el Auditorio.
Las amarguras no son amargas cuando ella las canta, dijo Joaquín Sabina.
Con paso lento y firme, salió al escenario, mientras sonaban los primeros acordes de guitarra de Macorina. Abrió los brazos, amplios, como para abrazar a cada uno de los que estaban reunidos en el Auditorio Nacional, quienes se fueron poniendo de pie para ovacionar a quien ha dado voz, de manera inigualable, al dolor, al gozo, a la vida misma, expresada en los versos de los grandes compositores mexicanos. Leer nota.
Las amarguras no son amargas cuando ella las canta, dijo Joaquín Sabina.
Con paso lento y firme, salió al escenario, mientras sonaban los primeros acordes de guitarra de Macorina. Abrió los brazos, amplios, como para abrazar a cada uno de los que estaban reunidos en el Auditorio Nacional, quienes se fueron poniendo de pie para ovacionar a quien ha dado voz, de manera inigualable, al dolor, al gozo, a la vida misma, expresada en los versos de los grandes compositores mexicanos. Leer nota.
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