Tiene 72 años, tres hijas y dos nietas, y se retira de la política "cansado física y, más, ideológicamente". Se confiesa "muy ácrata y muy mal militante", y quiere "volver a ser un ciudadano normal, feliz, sin meterme en muchos líos". Le encanta leer y caminar, y tiene fascinación por el mar. En sus años en Madrid no ha aprendido a planchar, aunque sí a hacer pinitos en la cocina. Sigue escribiendo poemas y cantando, como toda la vida.
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