“Mis nietas las mellizas me enseñan lo hermoso que es estar vivo”.
En su casa de Zaragoza las estanterías de su despacho apilan volúmenes de historia mezclados con centenares de recuerdos, y confiesa divertido que si le preguntas dónde guarda algo… seguro que no lo sabe. Son pedazos de una vida larga marcada por las canciones, los poemas y mucha carretera. Ha sido diputado, escritor, viajero... Dice que ya nadie le llama José Antonio. En realidad sigue siendo —como se definió con 19 años— “un animal tímidamente triste”. Leer nota.
cuando era diputado por lomenos decias las cosas como las tenia que decir, sin morderse la lengua
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