Cuatro décadas tras la canción perfecta.
Hace 41 años, un pintor llamado Luis Eduardo Aute (Manila, 1943) grabó un disco empujado por mucha gente que no era él. El éxito se le desplomó encima. Las versiones de Rosas en el mar y Aleluya número 1 sonaron en medio mundo. Atemorizado ante el torbellino, el pintor se recogió en su estudio caparazón y durante cinco años sólo cantó para sí mismo. Siguió pintando, siguió componiendo por diversión y, pasado el lustro, accedió a grabar un segundo trabajo con la condición de que la discográfica no le obligase a promocionarlo en entrevistas ni en conciertos. Leer nota.
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