Tristezas, pero baldosas.
La última noticia que leí al dejar Alemania me invadió de tristeza e indignación. El Centro de Conversión Internacional Bonn publicó su crítica a la cesión de licencias para la producción de armas alemanas en el exterior. Se ha comprobado que los crímenes cometidos contra la población africana de Darfur fueron llevados a cabo por milicias armadas con el fusil de asalto alemán G-3. Esas armas fueron vendidas por Irán, que ha obtenido licencias para fabricar armas alemanas. Leer nota.
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