Javier Bergia en su blog nos cuenta.
Quintín Cabrera.
Quiso el destino, maldita sea la más mala y peor de las suertes posibles que mientras la vida entregaba tus últimos suspiros este doce de Marzo en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid, estuviéramos Ismael Serrano, Fredi Marugán y yo entre otros traficantes de sueños arribando a la ciudad que te vio nacer en otros tiempos no tan lejanos, hace ya unos cuantos años. Que faena Quintín, querido Quintín, querido Cabrera; que lejos queda Montevideo, demasiado tarde y sin remedio. Leer crónica.
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