miércoles, abril 08, 2009

Benjamín Prado

Una máquina del tiempo.
Según pasaba las páginas, a Juan Urbano se le iban llenando los ojos de iglesias, campanas y santos. Tal vez fuera por la Semana Santa, pero el caso es que entre la condena del Vaticano al teólogo Jon Sobrino, el empeño del papa Benedicto XVI en beatificar con toda la urgencia del mundo a Juan Pablo II y la rebelión de una parroquia de Entrevías contra el arzobispado de Madrid, el diario parecía una procesión, sólo que algunos de sus protagonistas iban hacia delante y otros hacia atrás, en algunos casos lo mismo que si al meterse en el nuevo túnel de Sor Ángela de la Cruz, uno entrara por la calle de la Infanta Mercedes y saliese a la Edad Media. Leer nota.

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