Vida, ficción y memoria de un poeta
Luis García Montero bucea en la infancia de Ángel González .
Era el colmo del ateísmo. Y eso que un día llegó a ver a Dios. Pero aun así, con más motivo si cabe, se empeñó en no creer. Era un prisma triangular, transparente, muy parecido a lo que había descrito Santa Teresa de Jesús, le dijo años más tarde su amigo y poeta también, Carlos Bousoño. Una manifestación clara, reveladora, que a cualquiera le habría bastado para colocar un chiringuito, forrarse y vivir del cuento. Leer nota.
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