La basura argentina
Estuve por las costas del Paraná. El río amado desde la niñez y, luego, apenas salido de la adolescencia, cuando fui marinero timonel del vapor “Madrid” y viajábamos desde Buenos Aires hasta Asunción. Pero esa profesión, llena de descubrimientos y paisajes, se acabó cuando hice la famosa huelga de 1950 y fui el único tripulante del “Madrid” que cumplió con la resolución de la asamblea. Por eso me desembarcaron para siempre. Como me lo dijo a los gritos el prefecto nacional marítimo de Rosario mientras rompía a pedazos mi libreta de embarque: “Usted jamás va a volver a pisar los buques de la patria”. Y tuvo razón. Nunca más volví a pisar los buques del Paraná. Debo estar todavía en alguna lista, ésas que se pasan entre sí los dueños de los mares y de los ríos. Leer nota.
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