Una gatita que ronronea.
Un teatro en las afueras. Treinta y cinco minutos de retraso. Velitas por todo el escenario y un par de butacones para despanzurrarse en el centro. Parece claro que Mari Nieves Rebolledo, alias Bebe, sigue ejerciendo de espíritu libre al que no le da la real gana atenerse a pautas establecidas. "Te echábamos de menos", le gritaron desde las primeras filas antes incluso de arrancar el recital. Leer nota.
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