Oyendo a Pereza.
Era una chica corriente más bonita que ninguna. Era tan joven que tenía más noches que la luna y tan afortunada que en los días de suerte dormía en las estaciones de tren. Se llamaba Lady Madrid, tiraba a matar, era lo más rocanrol de su barrio y vestía pantalones que había aprendido de los Burning, los Ronaldos y Lou Reed.
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