En el Auditorio, “como en la sala de su casa”.
Dedicó El dulce abismo a cinco cubanos que llevan 10 años “presos por antiterroristas”.
Queremos tanto a Silvio. Así podría haberse llamado el concierto. Un tremendamente entusiasta y amoroso público mexicano no quería dejar ir a Silvio Rodríguez, este domingo por la noche en el Auditorio Nacional. Hasta que, luego de regresar al escenario unas cinco veces, finalizó con Historia de las sillas, y en tono contundente dijo: “Gracias, México, buenas noches”, y ya no le quedó duda a nadie –ni a aquel que le pedía que se quedara toda la noche– que ahí culminaba el emotivo concierto. Leer nota.
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