El auténtico decadente.
Asqueado de la repugnante “felicidad doméstica”, el español Joaquín Sabina viajó a Praga con un amigo abandonado por su novia, para componer canciones tristes.
Hace unos meses, Joaquín Sabina (Úbeda, Jaén, 12 de febrero de 1949) le propuso a su amigo, el poeta español Benjamín Prado, que se fueran juntos a Praga a escribir canciones. “Yo vivo en una especie de repugnante felicidad doméstica. Mi novia me quiere, yo la quiero a ella, todo va bien, no hay noches de juerga terribles… y viviendo así no salen canciones, no se me ocurría absolutamente nada”. Leer nota.
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