Como un ídolo en el Coliseo.
El cantautor español Joaquín presentó su concierto Vinagre y rosas la noche del sábado en una llena versión reducida –la paradoja no intenta competir con sus versos– del Coliseo de Puerto Rico, en Hato Rey.
La sequedad del párrafo anterior no es fortuita. Corresponde al profundo respeto que le manifestó la audiencia al compositor, venerado cual dios.
Como si estuviera pidiendo limosna, el solista ofreció su sombrero al público a las 9:20 de la noche y, con ese gesto, palmadas y meneos de la pierna izquierda, inició la velada con Tiramisú de limón. Leer nota.
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