Zaragoza vuelve a rendirse ante los versos de Joaquín Sabina.
Tiene una numerosa legión de seguidores en Zaragoza y así lo demostraron ayer, una vez más, llenando casi el pabellón Príncipe Felipe en su segunda visita --pero tercer concierto-- de esta gira de presentación de Vinagre y rosas. Con una puntualidad británica comenzó a sonar uno de sus himnos, ese que dice Y nos dieron las diez y las once... pero solo eran las diez y media y la noche prometía ser larga, para seguir con los acordes de Lili Marlén. Nota completa
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