Silvio nos cuenta en su blog.
el mundo colorao
A las 12 de la noche de anoche no había ni una nube sobre la antigua provincia de La Habana. Venía en una ventanilla y primero vi pasar unas luciérnagas que, supuse, eran Nueva Gerona. Lejos, a la derecha, se veía un fulgor concentrado que parecía Cienfuegos. Pronto empezaron a pasar las tenues señales de los pueblos de la costa sur. Batabanó, Managua, y un poco más allá me pareció distinguir el fértil municipio de Güines. Era una geografía imaginaria que yo sabía probable. Mínimas claridades sobre la tierra oscura que, en la medida que descendíamos, dejaban ver un poco más de sus alrededores. Aún en ese momento, sabiendo casi donde estaba, me parecía que no era posible. Entonces miré la carita de mi hija dormida y supe que llegaríamos. Crónica completa aquí.
el mundo colorao
A las 12 de la noche de anoche no había ni una nube sobre la antigua provincia de La Habana. Venía en una ventanilla y primero vi pasar unas luciérnagas que, supuse, eran Nueva Gerona. Lejos, a la derecha, se veía un fulgor concentrado que parecía Cienfuegos. Pronto empezaron a pasar las tenues señales de los pueblos de la costa sur. Batabanó, Managua, y un poco más allá me pareció distinguir el fértil municipio de Güines. Era una geografía imaginaria que yo sabía probable. Mínimas claridades sobre la tierra oscura que, en la medida que descendíamos, dejaban ver un poco más de sus alrededores. Aún en ese momento, sabiendo casi donde estaba, me parecía que no era posible. Entonces miré la carita de mi hija dormida y supe que llegaríamos. Crónica completa aquí.
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