La nariz del vino.
No reniega de que lo llamen nariz. Le parece una denominación natural para un hombre como él, que después de graduarse como químico en la Universidad Nacional de Buenos Aires, fue entrenado como evaluador de perfumes en la famosísima Mansión Firmenich de Ginebra.
Naturalmente, comenzó como tal. “Mi trabajo básico consiste en evaluar y recomendar el tipo de perfume que conviene a cada producto que se utiliza para el cuidado personal, desde jabones, desodorantes y shampoo a lo que se llama “perfumería fina”, es decir perfumes de alta gama, para las distintas marcas reconocidas internacionalmente”. Nota completa aquí.
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