Placas tectónicas para Europa.
Alrededor de las dos de la madrugada la tierra tembló. Como si una locomotora se acercara, escuchamos crecer el murmullo de las estructuras del edificio temblando. La mesa, las sillas, todo el mobiliario vibraba. Sobre la mesa una flor cabeceaba con patética terquedad y las columnas de hormigón se mecían. La Pachamama rugió, levemente, como animal inquieto y adormecido que reacciona ante una presencia amenazadora. Esta vez no abrió las fauces. Crónica completa aquí.
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