El trovador nos invita a soñar y a vivir.
Con las luces apagadas en el escenario se veía una especie de living. Luego la gente, y con las explicaciones del cantante, se enteraba de que ese era el departamento de él y sus músicos. Con una mesa y su ventilador, una repisa llena de libros y las ventanas con las cortinas abiertas, el lugar parecía muy acogedor. Además del sofá que estaba allí para que Ismael se sentara de vez en cuando, se encontraban varios vecinos que revivían en las historias del trovador español. Nota completa aquí.
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