Dio un recital especial para los chicos internados en el Garrahan.
Con su guitarra y un tecladista, recorrió sus mayores clásicos ante una audiencia fuera de lo común.
A diferencia de otros conciertos de Joan Manuel Serrat en donde se produce un silencio casi religioso entre un tema y el siguiente, en esta oportunidad, las toses y balbuceos de los chicos se juntaban con la llegada de algunos pacientes que eran acomodados en los pasillos laterales de la sala junto a un respirador artificial. Nota completa aquí.
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