lunes, febrero 07, 2011

Rodolfo Serrano

Compro oro
Compro oro. Papeletas de empeño.
Discreción garantizada. El cartel estaba allí colgado,
en los hombros del hombre,
lo mismo que si fuera una promesa
o un billete de banco que pudiera
arreglar cualquier necesidad: el hambre o el colegio
del niño, el pan de cada día. Ese trabajo
que no acaba de llegar, el de los besos
el de la noche en paz,
la entrada de los cines o el café
de la tarde contigo, vida mía. Completo aquí.

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