
La costumbre es más fuerte que el amor. Pero de entrada era como el Joven manos de tijeras. Un recuerdo de esas garras, por favor. Un zoom. No eran manos humanas, y mucho menos de guitarrista. Quizá sí manos para aplastar fititos o para jugar al ring raje. Pero de esas manos, de esos dedos, no era posible que saliera un do mayor . Nota completa aquí.
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