El talento sin impostación
El cuarteto de cuerdas en el primer tema, “Querido diario”. O un violín con perfume jazzístico, tocado por Nicolás Krassik, en el tercero, “Essa pequena”. La rica instrumentación, con clarinete y arpa, en “Se eu soubesse”, donde se agrega la exquisita voz de Thais Gulin. Y esa manera de entrar y salir de los géneros más populares, y de llevarlos a niveles de sutileza y sofisticación increíbles sin que pierdan nada de su fluidez y sencillez original. Y su voz, también. Y las letras, desde ya, donde puede decir, como si fuera lo más natural: “Hoy al final conocí un amor/ y era el amor una oscura trama/ que ni con una flor descifro./ Pero si ella llora, me inflama el deseo./ Hoy el enemigo me vino a espiar, feliz./ Montó guardia allá en la curva del río/ trajo unos palos (uno, que me puede quebrar);/ pero yo no me quiebro porque soy blando”. Nota completa aquí.
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