"Poder cantar a Luis es una forma de aliviar nuestro dolor"
En el "Mundo Aznar", todo luce prolijo. Como si cada cosa tuviera un lugar definitivo. Allá, de un lado, los libros, que acercan la poesía a la filosofía y la historia más urgente. Del otro, una especie de laboratorio sónico presidido por una gran consola. Más acá, una mesa y, al frente, un piano con un Debussy que se codea con un libro de entrevistas a directores de orquestas y una piña seca. Nota aquí.
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