lunes, abril 23, 2012

Rodolfo Serrano

El último recuerdo del paciente inglés
Era alta y muy bella. Y ya tenía sus años.
Me la encontraba siempre acodada en la barra.
Bebía de su vino, despacio, a sorbos cortos.
Y no hablaba apenas con los dos camareros.
Un gesto suyo. Una mirada urgente
bastaba para que ellos rellenaran la copa.
Y ella se dejaba caer en el mar de aquel vino
como quien sabe desde más de cuarenta amores
que en el fondo del vaso existe la esperanza.

Completo aquí.

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