TREJO
Por Juan Gelman
A MaraEnmudecía la tristeza cuando pasaba él y los sastres de la mezquindad huían. Entró en la habitación a la que nadie entra. Supo y vistió sin miedo harapos del amor, calles nocturnas en que celebración rima con soledad y cuerpos rebeldes a servidumbres contagiosas. En los despojos de la gracia puso su sí que arde en tiempos verdaderos. Castigó la despasión humana y cultivó los labios del jilguero. Brindó con Dios para que sepa que hay vacíos en la lengua y enigmas en los hilos donde se acuesta la poesía. En su fulgor deja encuentros posibles, incertidumbres de la libertad, compasiones de la imaginación.
(El poeta Mario Trejo murió el último domingo.)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario