Güeno, güeno, güeno.
Si George Brassens viviera y le hubiese llegado a París el nuevo disco de Alfonso del Valle: «Güena gente» –yo me habría encargado de mandárselo–, estoy completamente seguro de que, tras escucharlo, aprovecharía la primera oportunidad que tuviera de venir a España para pasarse por Sevilla, sentarse de incógnito una noche en la Sala La Estación, y escuchar a Alfonso en directo... Y también estoy seguro de lo muchísimo que habría disfrutado oyéndole cantar... ¡Brassens conocía muy bien –porque era un "maestro"– la quintaesencia de la auténtica "canción de autor"!. Crónica aquí.
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