Ayer viví uno de esos momentos mágicos que quedan grabados a fuego en la retina. Nuestro querido Alejandro Romano llegaba a Madrid. Engañado por Fran Espinosa, llegaron al Libertad 8 (que una vez más y gracias a Julián, fue el "salón" de nuestra casa) y allí estábamos esperándolos. Nunca olvidaré la cara de asombro de Alejandro cuando entró y nos vio a todos... cuando Fernando Lucini lo nombró y sonó una ovación inmensa, interminable. Después todos los cantautores y poetas que estábamos presentes fuimos desfilando por el acogedor escenario que tantas noches nos ha visto, que tantos buenos momentos nos ha brindado. Como colofón a una noche inolvidable, Javier Rodríguez del Barrio le entregó una placa conmemorativa, nombrando a Alejandro el embajador del Libertad 8 en Argentina, una placa que quedará colgada en la pared del café que tanto queremos. Crónica aquí.
jueves, julio 19, 2012
Jorge Castro
Ayer viví uno de esos momentos mágicos que quedan grabados a fuego en la retina. Nuestro querido Alejandro Romano llegaba a Madrid. Engañado por Fran Espinosa, llegaron al Libertad 8 (que una vez más y gracias a Julián, fue el "salón" de nuestra casa) y allí estábamos esperándolos. Nunca olvidaré la cara de asombro de Alejandro cuando entró y nos vio a todos... cuando Fernando Lucini lo nombró y sonó una ovación inmensa, interminable. Después todos los cantautores y poetas que estábamos presentes fuimos desfilando por el acogedor escenario que tantas noches nos ha visto, que tantos buenos momentos nos ha brindado. Como colofón a una noche inolvidable, Javier Rodríguez del Barrio le entregó una placa conmemorativa, nombrando a Alejandro el embajador del Libertad 8 en Argentina, una placa que quedará colgada en la pared del café que tanto queremos. Crónica aquí.
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