sábado, agosto 04, 2012

Rubén Márquez

Sus transparencias musicales y poéticas
Cuando yo era pequeño –allá en Jaen– y los frailes del colegio nos llevaban a la "sabatina", nos encargaban que, por turnos, un compañero de la clase llevara un ramo de flores para ofrecérselo a la Virgen cada fin de semana; encargo que, por supuesto, recaía sobre nuestros padres que, por eso de la competencia y del quedar bien, se esmeraban para que el ramo de su hijo fuera el más caro y el más hermoso... Y la Virgen tan contenta...Nota aquí.

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