Javier escribio por Facebook.
Gracias a este hombre, ayer quedo constatado que, a veces, la pasión de un individuo puede construir una realidad. Ayer en el Galileo, canción a canción y cantante a cantante, se evidenciaba uno de los relatos posibles de la historia reciente de la canción independiente de éste país. El autor de dicho relato es Fernando González Lucini (cuyo desparpajo verbal eché de menos como "maestro de ceremonias"). Orgulloso de mis tocayos y congéneres Bergia y Ruibal (Me faltó Muriel), deslumbrado (nunca me acostumbro) con la última de mi querido Krahe, sobrecogido con la hondura de D. Pablo Guerrero y la intensidad de Amancio Prada...
El regalo fue el tuyo, Fernando. Ahí dejaste, sugerida, una experiencia cultural que debería ser obligatoria en los Institutos de enseñanza media si no fuera por la crisis (no económica, sino de sensatez) que nos asola.
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