martes, noviembre 06, 2012

Rodolfo Serrano

Cae la lluvia.

Cae la lluvia lo mismo que mis besos en tu espalda.
Y todo está empapado. Mi saliva
convoca para siempre tus tormentas.
Te corro por la piel de tus caderas. Me detengo
en el hueco brevísimo del vientre.

Completo aquí.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario