Felicitaciones navideñas.
La postal navideña ha muerto. Este año sólo he recibido la de mis padres. Si alguien me envía alguna más ocurrirá el milagro. Y lo que es peor, familiares y amigos han perdido la bonita costumbre de llamar para felicitar las fiestas. Con la euforia del móvil, estos años atrás ya recibíamos esos ocurrentes sms para todos los gustos: el entrañable, el cachondo, el de mal gusto… Crónica aquí.
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