Literatura y crisis
La situación hoy nos exige no un cambio de mirada en el enfoque verbal, sino una indignación.
Escribir como fe soterrada del tiempo, como revolución interna de una vida. Escribir en tiempos de crisis es también respirar su médula industrial, asistir al desgarro de un sector laboral, de un dolor abatido por su propio silencio. La crisis nos golpea, nos sacude, nos cerca; pero no nos aquieta y no nos ralentiza. Escribir en España siempre ha sido llorar, sin que eso nos acerque al escritor llorón, que es también una especie. El llanto era moral, porque una sociedad que no sabe cuidar a sus autores, a sus editoriales, a sus libros y a sus librerías, es una sociedad no únicamente más envilecida, por deshumanizada y por salvaje, por tan poco ilustrada, sino esencialmente una sociedad de individuos mucho menos libres, menos individuos y menos ciudadanos. Nota aquí.
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