Chipre somos nosotros.
Chipre somos nosotros, porque podemos serlo. Como somos también Italia y Grecia, aunque de otra manera. Porque ninguna delimitación geográfica nos aparta de los mismos males, que pensamos lejanos y escuchamos latir en otro idioma, cuando están en nosotros, cuando forman, también, nuestra esencia más irrespirable. Miramos por ejemplo a Berlusconi como si en España la política estuviera en manos más serias. Nota aquí.
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