¿Me recuerdas?
Por la orilla del agua y de tus dedos.
Por la espalda gloriosa donde duerme la piel,
los labios agrietados, los caminos abiertos,
de la nuca hasta el borde y la cintura,
donde el ahogado beso y el deseo
ardiente de la arena
finísima cayendo de tus dedos.
Completo aquí.
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