domingo, mayo 19, 2013

Juan Diego Botto

El dictador en su celda




Una persona cercana me decía anoche que cuando su compañero murió, lo hizo creyendo que estaban completamente derrotados. Cuando los militares lo llevaron a la Escuela Mecánica de la Armada (la ESMA) para torturarlo y posteriormente arrojarlo medio vivo al río de la Plata, él creía que su lucha había fracasado. Pensaba que los que no estaban exiliados lo estarían en breve y los que no, morirían. Estaba convencido de que no conquistarían ese mundo más justo, sin clases, sin esclavos, sin sometimientos, por el que habían luchado. Murió creyendo en la certeza de la derrota y en que quizá ni el tiempo les recordaría. Nota aquí.

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