Tragedia: ya tenemos culpable. ¿Y ahora, qué? (I) Los despropósitos de la red del AVE
He esperado unos días, sobre todo por respeto a las víctimas y a sus familiares, antes de trasladar estas reflexiones sobre el terrible accidente ferroviario. La inteligencia colectiva ha transformado la indignación en solidaridad y respeto. En esta ocasión, el presidente del Gobierno y el Rey han actuado con celeridad, entre otras cosas, porque la ciudadanía está caldeada con la clase dirigente. Las imágenes de la tragedia, una y mil veces repetidas, han dado paso a las primeras conjeturas. No hay nada claro salvo una cosa. El tren circulaba a 190 kilómetros por hora en un tramo en que no podía hacerlo a más de 80. A partir de ahí hay muchas especulaciones. Crónica aquí.
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