“Barracas es mi gran tela en la que sigo pintando”
Marino Santa María apoya sobre la mesa dos cuadernos de tapa dura y hojas lisas y un estuche de microfibras de colores. Se define como “asiduo poblador de los bares”, donde se instalaba para dibujar. El primero fue el Roma, de La Boca. Después hubo muchos billares, y ahora elige los clásicos.
Abre uno de los cuadernos, muestra su trabajo, y explica: “Estos dibujos abstractos también nacen en los bares. Los hago recogiendo fragmentos que voy conjugando. A veces de manera caótica, a veces ya organizados. Por ejemplo los respaldos de las sillas, que en este bar son horizontales, pueden formar una trama; o los óvalos de la boca de las copas. Después juego con la cuadrícula y lo transformo”. Se acerca el mozo, pide un cortado. “La otra cosa es que siempre tomo cafecito, porque el grande es como que se me escapa. Prefiero dos o tres chicos. Esto porque a los artistas nos sobra la plata”, se ríe. Nota aquí.
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