La consagración del perfil bajo
El fin de semana, el cantautor patagónico sumó dos teatros más a los dos que había llenado en el año. Su original propuesta ya ganó adeptos.
Lisandro Aristimuño cerró el domingo su Gira 2013, con su cuarto Gran Rex del año con localidades agotadas. Algo así como la coronación de una década de trabajo lento pero convencido, cuyo resultado mucho tiene que ver con esa suerte de devoción que sus fans le profesan apenas aparece en escena.
Porque no se trata sólo de canciones -algunas más bellas que otras; algunas más logradas que otras-, sino de cómo las transmite. Ahí es donde Aristimuño se despega de la media del rubro de cantautores locales, con bastantes más argumentos que el mesurado carisma que exhibe sin estridencias. Nota aquí.
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