Un poeta que no le dio reposo al fuego
Reconocido en 2009 con el Premio Cervantes, el poeta más importante de México detrás de Octavio Paz falleció el domingo último en su DF natal, a los 74 años, tras tropezarse con unos libros en su cuarto y golpearse la cabeza.
Había hecho de la humildad y el bajo perfil una manera de vivir, una forma desde la cual traducir en versos los secretos más profundos. Ni siquiera se consideraba el mejor poeta de su barrio, decía, porque tenía de vecino a Juan Gelman, su gran amigo. Pero lo mexicanos –y cualquiera que lo haya leído alguna vez– lo amaban. José Emilio Pacheco, el poeta más importante de México detrás de Octavio Paz, falleció el domingo último en la ciudad de México, a los 74 años, tras tropezarse con unos libros en su cuarto y golpearse la cabeza. “Mi padre se murió en la raya como él hubiera querido. Trabajó en los últimos días con el brevario de su amigo Juan Gelman. Se durmió y ya no despertó”, señaló a la prensa Laura Emilia, la hija del ganador del Premio Cervantes en 2009. Autor de más de treinta obras, entre poemarios, ensayos y novelas, Pacheco perteneció a la llamada “generación del ’50” mexicana, junto a Carlos Monsiváis, Sergio Pitol y Juan Vicente Melo, entre otros autores que iluminaron las letras hispanoamericanas. Nota aqui.
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