Una honda palpitación del espíritu
El poeta sevillano murió el 22 de febrero de 1939 en Colliure, Francia, “ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar”, con el corazón desgarrado por el exilio, mientras España se consumía en la barbarie fascista.
El dolor tatuado en su rostro envejecido y el corazón desgarrado por el exilio. La pena pudo más aquel 22 de febrero de 1939 –hace exactamente 75 años–, cuando Antonio Machado murió en Colliure, Francia, en una habitación de un hotelito de Bougnol-Quintana, “ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar” –presagio de un poema de Campos de Castilla– mientras España se consumía en la barbarie fascista. En uno de los bolsillos de su abrigo se encontró lo que sería su último verso: “Estos días azules y este sol de la infancia...”. Quizá se estaba despidiendo de ese patio de Sevilla o del huerto claro donde madura el limonero. Nota aquí.
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