El día que lo conocí personalmente no pude decirle que lo admiraba. Entró en mi casa, lo conduje al salón con toda naturalidad, les pregunté a Mercedes y a él lo que deseaban tomar, les serví un whisky con hielo y agua… y luego me dediqué a otros invitados.
Estábamos celebrando el cumpleaños de mi mujer, Almudena Grandes. 45 años merecían una fiesta con champán, canciones, velas y amigos. Uno de ellos, Joaquín Sabina, llamó de pronto para decir que estaba García Márquez en Madrid y preguntó si podía traerlo a la fiesta. La pregunta era innecesaria, porque Joaquín ha traído a mi casa de todo. Mejor no contar… Incluso ha traído sus propias desapariciones. En realidad llamaba para advertir que venía con su Gabo y con Mercedes, pero que por favor nadie molestase. Prohibido agobiar, alabar, cansar, pedir libros dedicados. Prohibido asaltar al maestro. Hay ocasiones en las que Joaquín es extremadamente cumplido. Nota
aquí.
Hola, me gustaría mucho que mi blog este entre sus favoritos!! Veritas Vos Liberabit! De todas formas muchas gracias por el espacio.
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