El estado del Estado
Vacacioné, se me acabó, volví, leí unos diarios argentinos, me volvieron a producir la sorpresa de siempre. La sorpresa de siempre es un concepto interesante: la sorpresa del tonto, del que se sorprende por lo que ya es costumbre; yo, faltaba más –y supongo que tantos de nosotros.
La sorpresa de siempre, en este caso, es moderada pero consistente: me volvió a sorprender la habilidad que tienen nuestros comentaristas políticos para entrar en “modo electoral”. Para olvidar que falta un año y medio para las elecciones más cercanas y ponerse a escribir interminables sagas sobre las posibilidades comparadas de un gobernador punching ball y un intendente punching y un rejunte de señoras y señores que se dicen de centroizquierda pero no saben si quieren o no aliarse con sus colegas de la derecha explícita. Crónica aquí.
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