Han pasado ya varios días...
Un guitarrista que comenta, un amigo que escucha, el artista que no acude, el hijo que propone y el padre que se encapricha...
Una llamada en horas de niebla y resaca.
La cadena de pasos casuales que provocan el regalo.
Y llevo en la espalda peso que no elijo, pero dejé de pedir perdón por cada hecho ese fin de semana. Y lo disfruté todo...
Lo tuve que hacer muy bien en otras vidas, jejeje. Podré decirle a mis nietos que yo estuve rodeada de maestros, aquel día...
GRACIAS Victor Manuel por cogerme de la mano y mostrarme a tu mundo.
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