Víctor nos cuenta por Facebook.
Ayer leyendo un comentario que hizo un amigo sobre su infancia, muy dura por cierto, caí en la cuenta que suelo encontrar coincidencias entre la mía y la de muchos de mi generación. Pensé en esos padres ausentes, trabajadores endurecidos por la responsabilidad de sus tareas,tratando de sostener con su esfuerzo lo que nuestras economías desbarataban de un plumazo y, sin embargo, capaces de proveernos de esperanza con un mínimo gesto de ternura y me acordé del mío. Fue mi padre el que puso una guitarra en mis manos y creo que desde ese día canto desde y para él.
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