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Pequeña crónica de anoche.
Ayer presentó Rodolfo Serrano su nuevo poemario “Los cuerpos lejanos” en La casa del libro de Gran Vía.
Las presentaciones de Rodolfo se han convertido en celebraciones. Él es el protagonista principal junto con su obra, pero, también, los secundarios. Entrar en La casa del libro es entrar en un centro comercial del libro. En la primera planta había una presentación donde, agolpadas unas adolescentes, esperaban que unos chicos les firmaran sus ejemplares. Subimos a la tercera planta y allí, en seguida, comprobamos que estábamos en el lugar correcto.
Al fondo, rodeados de estanterías, una mesita -más propicia para sostener un despertador y una lamparita de un dormitorio de enamorados- y dos sillas. Delante de ellas, unas sillas en forma de anfiteatro. E, inmediatamente, como novio al pie del altar, Rodolfo Serrano iba recibiendo, uno a uno a los asistentes.
Por allí andaban los amigos latineros ( Javier Astasio, Jerónimo Salinero, Pepe Regueira, Salvador Caraballlo-por esas risas con el Cuesta-, entre otros muchos y, como no, Jose I de La Latina con el que me abracé muy calurosamente). También había algunos amigos, como la sonriente Loreto Liz o, el también sonriente, Ricardo Galán.
El acto lo inicia Patxi Andión, con su voz característica y su buen hacer de orador. Toma el relevo el autor que lee varios poemas, pues nadie mejor que él para defender sus versos. Pero es una presentación de Rodolfo. Él sólo coge el micro para recitarnos algunos poemas y luego, como es él, disfruta escuchando a las amigas y amigos que por allí van. Son atracos y así, con esos benditos atracos, uno puede escuchar a gente tan querida y admirada como Pablo Guerrero Cabanillas (del que me tuve que despedirme velozmente), Chica Metáfora, Diego Ojeda, Javier Bergia,Saray Alonso Sierra, Adán Latonda Crespo, Ismael Peña y mi queridoManuel Cuesta. Incluso recitar, con no pocos nervios, a un servidor.
Digo, a los que Rodolfo nos ha presentado, que él es el eslabón principal que va uniendo una cadena cada vez más larga de amistades.
Rodolfo es así. Los que realmente le conocen muy bien me lo dicen; es un tipo que disfruta con los amigos. Generoso como el que más aunque el momento, como el de ayer, fuese él quien debiera ser el gran protagonista.
Por cierto, sobre el libro. Qué decir de la poesía de Rodolfo que no sepáis. Yo no soy un entendido en la materia, soy más un aficionado que disfruta de ella. Pero la poesía de este autor se debate entre el amor, el desamor y la actualidad. Poemas que no pierden el ritmo, que cuidan, en muchos de ellos, esa métrica de poeta con años de versos. Es un aliciente (podéis llamarme raro), después de leer el poema, interiorizarlo y estrujarlo (como bien me enseñó mi amigo Manuel López Azorín). Hacer ese ejercicio poético, me es reconfortante. Contar sílabas, por ejemplo, y aprender cómo ha resuelto la idea del poema.
Sinceramente, fue una noche estupenda de la que tuve que escapar rápidamente.
Salud amigo Rodolfo, y gracias por la poesía.
Un apunte, me acordé, por la distancia que separa, de Joaquín Pérez Azaústre y Alejandro Romano, y por darle un gran abrazo a Jon Andión. Jon, tu padre te lleva mis recuerdos.
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